Todo ser humano se manifiesta, se hace patente a los demás, a través de su presencia física. Todo contacto de la persona con el mundo exterior se establece desde la propia realidad corporal.
El cuerpo es el nexo entre el mundo interior y el mundo circundante.
El proceso de formación y desarrollo de la capacidad intelectual, psíquica y humana del niño sería incompleto y antinatural si atendiera solamente al área cognitiva; no solo se debe pensar sino percibir, sentir y vivir las experiencias desde la unidad psico-física.
A su vez , las experiencias vividas a partir del propio cuerpo (asiento de la interacción de lo intelectual y emocional) posibilitan una captación diferente del mundo, una aprehensión de conceptos que por haber sido vivenciados dejan una huella más profunda que los conocimientos meramente racionales.
Desarrollando las facultades sensoriales y mentales del niño de forma equilibrada, se le ayuda a afrontarlas exigencias que los aprendizajes escolares le suponen; pero también le abre un campo de libre expresión necesaria para incentivar su creatividad, su potencial interior y la interrelación activa y positiva con los demás niños.
La psicomotricidad y la expresión corporal se basan en estos principios; no son materias para el entrenamiento físico ni para crear una competitividad entre los que las practican.Muy al contrario, a partir de la vivencia del cuerpo en el espacio y el tiempo, se desarrolla la conciencia de si mismo como ser íntegro: sensible, material y espiritual, capaz de sentir, expresar y , lo más importante, capaz de compartir y comunicar con los demás.
monografias, escuela española, praxis
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